jueves, 31 de mayo de 2012

¨ El Cisne Negro ¨


Cisne Negro es una versión moderna del ballet clásico de Piotr Ilich Tchaikovsky, Lago de los Cisnes. En la película, el director de ballet, Leroy Thomas (interpretado por Vincent Cassel), describe a sus bailarines la trama básica del ballet: "Todos sabemos la historia. Chica virginal, pura y dulce, atrapada en el cuerpo de un cisne. Ella desea la libertad, pero sólo el amor verdadero puede romper el hechizo. Su deseo es casi concedido en forma de un príncipe. Pero, antes de que pueda declarar su amor, el gemelo lujurioso, el Cisne Negro, usa trucos y lo seduce. Devastado, el Cisne Blanco salta desde un acantilado, matándose a sí misma y, en la muerte, encuentra la libertad".

Simbología de elementos y objetos encontrados en el film. (Chevallier, Cirlot y Udo Becker)
Alas (Cerca del final del film, Nina sufre una especie de metamorfosis y salen de ella un par de alas): “El simbolismo de las alas, de las plumas, y en consecuencia del vuelo, se manifiesta en diversas formas, que traen consigo siempre la noción general de ligereza espiritual y elevación de la tierra al cielo”.
“La acción de alzar el vuelo se aplica universalmente al alma en su aspiración al estado supra individual”.
“La alas indican también la facultad cognoscitiva: “el que comprende tiene alas…”.
“Las alas expresarán, pues, en general una elevación hacia lo sublime, un impulso para trascender la condición humana”.
“Las alas indican con la sublimación, una liberación y una victoria…” (Pág. 69 y 70, Chevalier).
Alas: espiritualidad, imaginación, pensamiento. (Cirlot)
Baile: la inmensa variedad de bailes imposibilita darles otro sentido general que el de ¨ rito rítmico ¨, intento de modificar por el movimiento y la sacudida una situación estática. Los bailes en ronda o círculo exponen un simbolismo colectivo, probablemente solar. (Cirlot)
Cisne: “De la Grecia antigua a Siberia. Pasando por Asia menor, así como por los pueblos eslavos y germánicos, un vasto conjunto de mitos, de tradiciones y de poemas celebra el cisne, pájaro inmaculado, cuya blancura y gracia lo presentan como una viva epifanía de la luz”.
“Hay de todos modos dos blancuras, dos luces; la del día, solar y macho; y la de la noche, lunar y hembra. Según el cisne encarne una u otra, su símbolo se inclina en un sentido diferente”.
“En fin, lo mismo que hay un sol y un caballo negros, existe un cisne negro, no desacralizado, pero cargado de un simbolismo oculto e invertido” (Pág. 306, Chevalier).
Cisne: símbolo de la gran complejidad. La imagen del cisne se refiere siempre a la realización suprema de un deseo.
En Asia menor los mismo que en Europa, el cisne blanco es símbolo de luz, pureza y elegancia. En cambio, el cisne negro suele aparecer como el Sol Negro.
Espejo (Los espejos aparecen a lo largo de todo el film: en la casa de Nina, en la sala de ensayos, en los camarines, en el hospital, en pasillos, etc., y finalmente, el personaje principal muere al herirse con el fragmento de un espejo): “… El espejo, en cuanto superficie reflejante, sea el soporte de un simbolismo extremadamente rico en el orden del conocimiento”.
“¿Qué refleja el espejo? La verdad, la sinceridad, el contenido del corazón y de la consciencia”.
“El espejo será el instrumento de la iluminación. El espejo es efectivamente símbolo de la sabiduría y del conocimiento”.
“Por otra parte, el espejo da de la realidad una imagen invertida” (Pág. 474 y 475, Chevalier).
Espejo: es un símbolo de la imaginación como capacitada para reproducir los reflejos del mundo visible en su realidad formal.
Se ha relacionado con el pensamiento en cuanto es el órgano de autocontemplación y reflejo del universo.
Símbolos mágicos de la memoria inconsciente.
Es un símbolo de la destrucción del mundo.
Es una lámina que reproduce las imágenes y en cierta manera las contiene y absorbe.
Ladrillo (Presente en los muros de varias de las escenas que aparecen en el film): “En la ordenada sucesión de las cosas, el ladrillo aparece después de la tierra y de las aguas, tras el nacimiento de la vida y justo antes de la edificación de la casa y la ciudad”. “El ladrillo es… símbolo del hombre establecido en su casa, en su solar con su familia, organizándose como pueblo o ciudad, con sus lugares de culto. El ladrillo aporta la seguridad de la morada, de la cultura, la sociedad, y la protección divina; pero también la limita, pues el ladrillo es regla, medida y uniformidad. De él procede la sociedad cerrada, contra la sociedad abierta del nómada” (Pág. 623 y 624, Chevalier).
Luna (Como parte de la escenografía, en la presentación de la obra de ballet “El lago de los cisnes”, aparece en el fondo una luna): “El simbolismo de la luna se manifiesta en correlación con el del sol. Sus dos caracteres más fundamentales derivan, por una parte, de que la luna esta privada de luz propia y no es más que el reflejo del sol; por otra parte, de que atraviesa fases diferentes y cambia de forma. Por esto simboliza la dependencia y el principio femenino (salvo excepciones), así como la periodicidad y la renovación. En este doble aspecto es símbolo de transformación y crecimiento”.
“La luna para el hombre es el símbolo de este pasaje de la vida a la muerte y de la muerte a la vida; también se considera, en bastantes pueblos, como el lugar de este pasaje, al igual que los lugares subterráneos”.
“La luna es símbolo de conocimiento indirecto, discursivo, progresivo, frío. La luna, astro de las noches, evoca metafóricamente la belleza y también la luz en la inmensidad tenebrosa. Pero no siendo esta luz más que un reflejo de la del sol, la luna es sólo el símbolo del conocimiento por reflejo, es decir, del conocimiento teórico, conceptual, racional…”.
“La luna, cuyo disco aparente es de la misma dimensión que el del sol, tiene en astrología un papel particularmente importante. Simboliza el principio pasivo, pero fecundo, la noche, la humedad, lo subconsciente, la imaginación, el psiquismo, el sueño, la receptividad, la mujer y todo lo inestable, lo transitorio y lo sujeto a influencia, por analogía con su papel astronómico de reflector de la luz solar”. “… Para el astrólogo, la luna testimonia, en el seno de la constelación del nacimiento del individuo, la parte del alma animal, representada en esta región, donde domina la vida infantil, arcaica, vegetativa, artística y anímica de la psique”.
“La luna también es el símbolo del sueño y lo inconsciente como valores nocturnos”.
“Según la interpretación de Paul Diel (Introduction), la luna y la noche simbolizan la imaginación malsana salida de lo subconsciente; añadamos que el autor entiende por subconsciente “la imaginación exaltadora y represora” (Pág. 658, 659, 661 y 662, Chevalier).
Luz (La luz o iluminación, aparece en la primer escena del film, cuando Nina se imagina bailando “El lago de los cisnes”, donde el reflector apunta sólo a ella; también en la parte final cuando presentan la obra de ballet): “En numerosos casos quedan indecisas las fronteras entre la luz símbolo y la luz metáfora”.
“La luz se pone en relación con la obscuridad para simbolizar valores complementarios o alternantes de una evolución”. “… En todos los niveles de la vida humana, como también en todos los planos cósmicos, una época sombría va seguida de una época luminosa, pura, regenerada”.
“La luz sucede a las tinieblas, tanto en el orden de las manifestación cósmica como en el de la iluminación interior”.
“Los psicólogos y analistas han observado que a la ascensión están ligadas imágenes luminosas acompañadas de un sentimiento de euforia, mientras que al descendimiento se vinculan imágenes sombrías acompañadas de un sentimiento de temor. Estas observaciones confirman que la luz simboliza la expansión de un ser por su elevación –se armoniza en las alturas- mientras que la obscuridad, lo negro, simbolizaría un estado depresivo y ansioso” (Pág. 663, 664 y 667, Chevalier).
Mariposa (En las paredes de la  habitación de Nina): “Fácilmente consideramos la mariposa como símbolo de ligereza e inconstancia”.
“Otro aspecto del simbolismo de la mariposa está fundado en su metamorfosis: la crisálida es el huevo que contiene la potencialidad del ser; la mariposa que sale es un símbolo de resurrección. También es, si se prefiere, la salida de la tumba”.
Mariposa: emblema del alma y de la atracción hacia lo luminoso. Desde el psicoanálisis símbolo del renacer
Metamorfosis: las transformaciones de unos seres en otros, de unas especies en otras, corresponden en términos generales al gran simbolismo de la inversión, pero también  al sentimiento esencial de la diferencia entre lo uno indistinto primigenio y el mundo de las manifestación. Todo se puede transformar en todo porque nada es realmente nada.
Muro, muralla (En diversas escenas, aparecen los muros o ladrillos de color gris): “La muralla o la gran muralla es tradicionalmente el recinto protector que encierra un mundo y evita que penetren allí influencias nefastas de origen inferior. Tiene el inconveniente de limitar el dominio que encierra, pero la ventaja de asegurar su defensa”.
“El muro es la comunicación cortada con su doble incidencia psicológica: seguridad, ahogo; defensa pero también prisión. El muro reúne aquí la simbólica del elemento femenino y pasivo de la matriz” (Pág. 738, Chevalier).
Música (La música está presente de manera preponderante en todo el film): “En todas las civilizaciones, los actos más intensos de la vida social y personal van acompasados por manifestaciones en las que la música desempeña un papel mediador…” (Pág. 739, Chevalier).
Pluma (Aparecen varias veces en el film, la más significativa para nosotras es la escena donde le comienzan a salir a Nina plumas en su espalda): “Comentando unos mitos de Australia y de Nueva Guinea, L. Lévy-Bruhl precisa: “Las plumas son una pertenencia del pájaro, su piel, su cuerpo; son por tanto el propio pájaro. Revestirse de ellas, chuparlas o tragarse una es participar del pájaro y, si se posee el poder mágico necesario, un medio asegurado de transformarse en él… Por las mismas razones las plumas tienen una virtud mágica particular…”.
“La pluma es también símbolo de poder” (Pág. 845, Chevalier).
Príncipe, princesa (Analógicamente, el profesor de ballet de Nina hace las veces del príncipe de “El lago de los cisnes”)  y además se dirige a Beth (que es la estrella anterior de la compañía de ballet, quien fue reemplazada por Nina) como “mi pequeña princesa”: “El príncipe simboliza la promesa de un poder supremo, la primacía entre sus pares, cualquiera que sea el dominio considerado: un príncipe de las letras, de las artes, de las ciencias; la princesa de los poetas”. “… Una idea de juventud y de influencia está ligada a la de príncipe. Tiene más el aspecto del héroe que del sabio”. “… El príncipe y la princesa son la idealización del hombre y de la mujer, por lo que atañe a la belleza, al amor, a la juventud, al heroísmo” (Pág. 850, Chevalier).
Sacrificio: sacrificar lo que se estima es sacrificarse. La energía espiritual que se obtiene con ello es proporcional a la importancia de lo perdido. Todas las formas de sufrimiento pueden ser sacrificiales si se buscan o se aceptan plena y definitivamente.
Sangre (La sangre aparece en las escenas en donde muestran a Nina sacando las vendas de sus pies o en las lesiones que tiene en su espalda y en el final de la pelicula): “La sangre se considera universalmente como el vehículo de la vida”. “... A veces se la toma incluso como el principio de la generación”.
“La sangre corresponde también al calor vital y corporal, opuesto a la luz, que corresponde al aliento y al espíritu. En la misma perspectiva, la sangre, principio corporal, es el vehículo de las pasiones” (Pág. 909 y 910, Chevalier).
Suicidio: máximo crimen por destruir el soporte de la evolución que es la propia vida.
El sueño del propio suicidio es raro, puede simbolizar la necesidad de suprimir una zona de la propia personalidad. Inversamente, el acto de destruir un objeto con el que alguien se haya identificado profundamente puede ser símbolo de un anhelo latente de suicidio.
Tatuaje (En la espalda de la compañera de ballet de Nina): “… Se trata de una invocación permanente, de una identificación con las potencias celestes, al mismo tiempo que de un modo fundamental de comunicación con ellas. Este es el simbolismo más general del tatuaje, que se confiere tras una iniciación que permita esa comunicación”.
“El tatuaje pertenece en suma a los símbolos de identificación y está impregnado de todo su potencial mágico y místico. La identificación tiene siempre un doble sentido: tiende a atribuir a un sujeto las virtudes y las fuerzas del ser-objeto al cual se asimila; pero tiende también a inmunizar al primero contra las posibilidades maléficas del segundo”.”… La identificación implica también un sentido de don, e incluso de consagración al ser simbólicamente representado por el tatuaje; es entonces un signo de alianza” (Pág. 980, Chevalier).
Tatuaje: sentido sacrificial, místico y mágico.
Venda (Aparece envolviendo los dedos de los pies de Nina, para cubrir sus heridas): “Los ritos egipcios de la momificación incluían una operación que consistía en fajar el cadáver con vendas de lino blanco convenientemente apretadas. Las fajas así colocadas tienen una doble significación simbólica. Recuerdan en primer lugar “al hilo de fluido vital que envuelve al cosmos, y luego el vestido de luz, la resurrección después de la hipnosis de la muerte, que es un período de incubación y de germinación” (Pág. 1055, Chevalier).
Virginidad (La virginidad en el film, es una de las características que posee el cisne blanco): “El estado virginal significa lo no manifestado, lo no revelado: la sombra designa la potencia con respecto a la manifestación, y la luz actualiza la manifestación”.
Zapato (Haciendo alusión a las zapatillas de ballet que usa Nina): “La sandalia de la Cenicienta, en su primera versión, que se remonta a Eliano, retor y cuentista romano del siglo III, confirma esta identificación del zapato con la persona”.
“La sorpresa fue completada cuando la Cenicienta sacó del bolsillo el signo de reconocimiento, la prueba irrefutable, la otra pequeña pantufla que puso en su pie: la prueba de la identidad de la persona”. “... Algunos intérpretes han hecho de este símbolo de identificación un símbolo sexual, o por lo menos del deseo sexual despertado por el pie. Los que consideran el pie como un símbolo fálico verán fácilmente en el calzado un símbolo vaginal y, entre ambos, un problema de adaptación que puede engendrar la angustia” (Pág. 1085, Chevalier).
 ...Para finalizar...
Con respecto a la pregunta inicial que hace al tema de este trabajo: “¿Cuál es el mensaje que nos deja esta película?  Podemos responder diciendo que existen muchos casos de la vida real de personajes famosos que sufren el mismo destino. Después de ser reclutado, programados y preparados por la industria para convertirse en una superestrella,  de repente caen y son olvidados.
Al estar psicológicamente dañado, sin saber lo que realmente son, las estrellas caídas se hunden en la depresión, las drogas, el alcoholismo e incluso el suicidio.
El Cisne Negro representa la fuerza artística lumínica y espiritualmente destructiva, Thomas quiere hace nacer esto en Nina. Obviamente, él sabe acerca de los poderes devastadores del Cisne Negro, pero no le importa. Una vez que Nina sea "utilizada" por el Cisne, se encontrará con otra bailarina que la reemplace. Es una representación de la industria del entretenimiento, que manipula a los artistas a convertirse en cisnes negros.
 Al permitir que el Cisne Negro la posea completamente, Nina dio la actuación de su vida, pero ella se ha convertido en una persona diferente. Thomas y el público están enamorados de Nina como el Cisne Negro  (del mismo modo que el príncipe del ballet se enamora de gemelo malvado del Cisne Blanco), pero este no es la "verdadera" Nina. El Cisne Negro es una fuerza destructiva con la que no puede vivir. Es su tormento en un nivel físico y psicológico, la única manera que Nina puede liberarse, es matándose a sí misma. Y esto es lo que hace.
Para poder poner en prácticas las habilidades de observación, registro y descripción, seleccionamos el film mencionado.
En primer lugar, por considerarla muy rica en elementos a observar y descubrir, además de tratarse de una película claramente psicológica por la patología o el trastorno que sufre la actriz principal, y en segundo lugar, por la riqueza de todos los personajes que aparecen allí.
Del mismo modo que en el trabajo precedente sobre la pintura “Madre e hija” de Gustav Klimt, aquí también vemos la necesidad de interpretar los símbolos que aparecen en su contexto, en la escena de la que forman parte y en la cual adquieren un significado distinto que si se los tomara de forma aislada. 


Los Simbolos y pintura ¨ Madre e hijo ¨

Para realizar un análisis simbólico, tomamos la pintura de Gustav Klimtmadre e hijo. Ésta pintura forma parte de la obra  llamada: Las tres edades de la vida (1905), la cual contiene un nuevo acercamiento a todo el ámbito femenino. Esta obra cargada de simbolismo representa tres estados de la vida: la fuente de la vida en una mujer que sostiene a un bebé, la decrepitud en la imagen de desesperación de una anciana, y el comienzo del ciclo con un bebe dormido. No hay que hacerse ilusiones, todo lo placentero e idealizado que tiene la madre con su hija van parejos a la promesa de decadencia y muerte. Sus ornatos y decoración son ya muy característicos: círculos, óvalos, triángulos, colores ocres y azules sobre fondos oscuros que destacan el color de la carne.


Gustav Klimt   (14 de julio, 1862 – 6 de febrero, 1918) fue un pintor simbolista austríaco, representantes del movimiento modernista de la secesión vienesa. Klimt pintó lienzos y murales con un estilo personal muy ornamentado.
Encontró en el desnudo femenino una de sus más recurrentes fuentes de inspiración. Sus obras están dotadas de una intensa energía sensual, reflejada con especial claridad en sus numerosos apuntes y esbozos a lápiz. Klimt se convirtió en un personaje muy notable en la alta sociedad vienesa, y estuvo relacionado de un modo u otro con los más notables círculos intelectuales del momento, en una época en la que Viena estaba dejando de ser la capital mundial del arte.
Los elementos de una pintura se forman de dos unidades: la de la concepción y la del significado. Los símbolos son la clave para descifrar este significado nacido de la voluntad del artista. A lo largo de los siglos XVII y XVIII hubo una reafirmación del significado de los símbolos y esto lo convirtió a algunos de ellos en un arma educativa de la religión ante la mayoría de los creyentes analfabetos. Existe por tanto una compleja convivencia de los símbolos con su gran versatilidad y su gran riqueza que hacen más interesante el devenir de la historia de la pintura.
Análisis detallado de los símbolos de la pintura ¨Madre e hijo ¨  - Cirlot y Chevallier –
Bella Durmiente: Puede considerarse como símbolo del alma, en el sentido junguiano. También simboliza, más que al inconciente propiamente dicho, a las imágenes ancestrales que el yacen. Cada bella inmovilizada representa una posibilidad en estado pasivo. (Cirlot, Pág. 108, 1969)
Circulo: Es con frecuencia emblema solar. También tiene correspondencia con el numero 10 (retorno a la unidad tras la multiplicidad), por lo que simboliza en muchas ocasiones el cielo y la perfección o también la eternidad. Hay una implicación psicológica profunda en este significado de círculo como perfección. Por ello Jung dice que el cuadrado, como numero plural mínimo, representa el estado pluralista del hombre que no ha alcanzado la unidad interior (perfección), mientras el círculo corresponde a esa etapa final. Los círculos blancos corresponden a la energía e influjos celestes; los cuadrados negros, a los impulsos telúricos. Es lo que esta representado por el yin y el yang. (Cirlot,Pág 136,  1969)
“El círculo es también el símbolo del tiempo; la rueda gira. Desde la más lejana antigüedad, el círculo ha servido para indicar la totalidad, la perfección, para englobar el tiempo y medirlo mejor” (Chevallier, Pág. 302).
“Jung ha mostrado que el símbolo del círculo es una imagen arquetípica de la totalidad de la psique, el símbolo del sí mismo, mientras que el cuadrado es el símbolo de la materia terrena, del cuerpo y de la realidad” (Chevallier, Pág. 304).
Circunferencia: símbolo de la limitación adecuada, del mundo manifestado, de lo preciso y regular, también de la unidad interna de la materia y de la armonía universal, según los alquimistas. El movimiento circunferencial, que los gnósticos convirtieron en uno de sus emblemas esenciales mediante la figura del dragón, la serpiente o el pescado que se muerde la cola, es una representación del tiempo. Los sistemas cíclicos representan la unidad, multiplicidad, retorno a la unidad, evolución, involución, nacimiento, crecimiento, decrecimiento, muerte. En virtud de su movimiento, tanto como de su forma, el giro circular tiene además la significación de algo que se pone en juego, activa y vivifica todas las fuerzas establecidas a lo largo del proceso. Casi todas las representaciones del tiempo tienen forma circular y la circunferencia en que no hay marcado ningún punto, es la imagen de aquello en lo cual el principio coincide con el fin, es decir, el eterno retorno. (Cirlot, Pág. 137, 1969)
Desnudez: Ya el simbolismo cristiano distinguía en la Edad Media entre nuditas virtualis  (pureza e inocencia) y nuditas criminalis (lujuria o vanidosa exhibición). Por eso todo desnudo tiene y tendrá siempre un sentido ambivalente, una emoción equivoca; si de un lado se eleva hacia las puras cimas de la mera belleza física y, por platónica analogía, hacia la comprensión e identificación e la belleza moral y espiritual, de otro lado no puede casi perder su lastre demasiado humano de atracción irracional arraigada en los fondos insensibles a lo intelectual. Evidentemente, la expresión de la forma, sea natural o artística, induce a una u otra dirección al contemplador. (Cirlot, Pág. 171, 1969)
Desnudez: “En la óptica tradicional, la desnudez del cuerpo es una suerte de retorno al estado primordial, a la perspectiva central…”.
“La desnudez femenina tiene un poder paralizante” (Chevallier, Pág. 412).
Gran Madre: al arquetipo de la Gran Madre, suele considerársela como un símbolo de la tierra fecundada. Representa la objetiva verdad de la naturaleza, enmascarándose o encarnando en las figuras de una mujer maternal, sibila, diosa, sacerdotisa. Jung da a esta imagen arquetípica el nombre de personalidad mana. (Cirlot, Pág. 235,  1969)
Las manifestaciones de la mitología, al igual que los efectos del complejo materno, una vez despojados ambos de su multiplicidad casuística, tienen en última instancia su base en lo inconsciente.
La madre es la precondición, es la forma que contiene todo lo viviente. Frente a ella, el padre representa la dinámica del arquetipo, pues el arquetipo es ambas cosas: forma ay energía.
La portadora del arquetipo es en primer término, la madre personal, porque en un comienzo el niño vive en participación exclusiva, en identificación inconsciente con ella. La madre es tanto la precondición física como la psíquica del niño. Con el despertar de la consciencia del yo la participación se va disolviendo poco a poco y la conciencia comienza a ponerse en oposición con lo inconsciente, esto es con sus propia precondición.
De allí resulta la diferenciación entre el yo y la madre. De ese modo se desprenden de su imagen todas las características misteriosas y fabulosas y se desplazan hacia la posibilidad más cercana: la abuela. Como madre de la madre, ella es “más grande” que esta. Pues cuanto más se aleja al arquetipo de la conciencia, tanto mas clara se vuelve esta y tanto mas nítida figura mitológica toma el arquetipo. El paso de la madre a la abuela representa un ascenso de rango para el arquetipo.
Al volverse mayor la distancia entre lo consciente y lo inconsciente, la abuela materna se transforma, por ascenso de rango, en la “Gran Madre”.
El arquetipo de la madre (C. Jung)
El arquetipo de la madre tiene, una cantidad casi imprevisible de aspectos. Algunas formas típicas son: la madre y la abuela personales; la madrastra y la suegra; cualquier mujer con la cual se está en relación, incluyendo también la niñera; el remoto antepasado femenino y la mujer blanca; en sentido figurado, más elevado, la diosa, especialmente la madre de Dios, la Virgen; la meta del anhelo de salvación (Paraíso, Reino de Dios, Jerusalén celestial); en sentido más amplio la iglesia, la universidad, la cuidad, el país, el cielo, la tierra, el bosque, el mar y el estanque; la materia, el inframundo y la luna; en sentido más estricto, como sitio de nacimiento o de engendramiento: el campo, el jardín, el peñasco, la cueva, el árbol, el manantial, la fuente profunda, la pila bautismal, la flor como vasija; como circulo mágico o como tipo de la cornucopia; y en el sentido más estricto, toda forma hueva (como por ejemplo la tuerca); los yoni; el horno, la olla; como animal, la vaca, la liebre y todo animal útil en general.
Todos estos símbolos pueden tener un sentido positivo, favorable o un sentido negativo, nefasto.
Algunos rasgos o características del arquetipo de la madre son: lo “materno”, la autoridad mágica de lo femenino, la sabiduría y la altura espiritual que esta más allá del entendimiento; lo bondadoso, protector, sustentador, dispensador de crecimiento, fertilidad y alimento; los sitios de la transformación mágica, del renacimiento; el impulso o instinto benéficos; lo secreto, lo oculto, lo sombrío, el abismo, el mundo de los muertos, lo que devora, seduce y envenena, lo que provoca miedo y no permite evasión.
Estos son tres aspectos esenciales de la madre: su bondad protectora y sustentadora, su emocionalidad orgiástica  y su oscuridad inframundana.
Jung, a diferencia de la teoría psicoanalítica, le adjudica una limitada significación a la “madre personal”. Con esto se refiere a que todos esos efectos de la madre sobre la psique infantil pintados por la literatura no provienen meramente de la madre personal, sino más bien del arquetipo proyectado sobre la madre, el cual da un fondo mitológico a  esta y le presta así autoridad y luminosidad.
Los efectos etiológicos traumáticos de la madre deben dividirse en dos grupos: en primer lugar están aquellas peculiaridades del carácter o actitudes realmente existentes en la madre personal, y luego aquellos que solo aparentemente le pertenece, ya que son casos de proyecciones de tipo fantástico (arquetípico) efectuada por el niño.

El complejo materno (C. Jung)
El arquetipo de la madre constituye la base de lo que Jung llama Complejo Materno. Todavía no se sabe, si el complejo puede tener lugar sin una participación causal demostrable de la madre.
Basándose en su propia experiencia, Jung cree de que en el proceso que causa la perturbación, la madre desempeña un papel activo siempre, y en especial en las neurosis infantiles o de la temprana infancia. La esfera instintiva del niño es perturbada y los arquetipos quedan de ese modo constelizados y se sitúan entre la madre y el niño como un elemento extraño y a menudo causante de miedo.
Además, sostiene que los efectos del complejo materno son diversos según se trate del hijo o de la hija.
-          El Complejo Materno del HIJO
Efectos típicos del complejo materno sobre el HIJO, son la homosexualidad, y el donjuanismo y en ocasiones también la impotencia.
En el hijo el complejo materno no es puro porque existe una diferencia de sexo. Esta diferencia es el motivo por el cual en todo complejo materno masculino el arquetipo de la compañera sexual, o sea el ánima, desempeña un papel de importancia junto al arquetipo de la madre.
La madre es el primer ser femenino que encuentra al futuro hombre y es inevitable que ella aluda, grosera o delicadamente, susurrando o a gritos, consciente o inconscientemente, a la masculinidad del hijo; así también el hijo advierte cada vez más la feminidad de la madre o, al menos inconscientemente, responde a ella en forma instintiva.
Entonces, en el hijo la sencillas relaciones de la identidad o de la resistencia diferenciadora se cruzan sin cesar con los factores de atracción y del rechazo eróticos.
Solo en la HIJA es el complejo materno un caso puro y sin complicaciones. Sus consecuencias son: por un lado, que el instinto femenino experimente un gran desarrollo causado por la madre; por el otro, que se produzca un debilitamiento del mismo que llegue hasta su extinción.
El complejo materno de la hija aumenta exageradamente el instinto femenino o lo reprime también exageradamente; en el hijo en cambio afecta al instinto masculino por una sexualización antinatural.
-          El Complejo Materno de la HIJA
  1. La hipertrofia de lo materno
El complejo materno provoca en la hija una hipertrofia de lo femenino o una correspondiente atrofia. La exaltación de lo femenino significa un fortalecimiento de todos los instintos femeninos, en especial del instinto materno. El aspecto negativo de esto lo representa una mujer cuya única meta es procrear. El hombre pasa a ser un accesorio, un instrumento para la procreación y toma el carácter de objeto que hay que cuidar. También la propia personalidad es un accesorio, a menudo hasta es más o menos inconsciente, pues la vida es vivida en los otros y a través de los otros.
Como consecuencia del carácter inconsciente de la propia personalidad, se produce una identificación con los otros.
  1. La exaltación del Eros
El complejo que una madre de ese tipo provoca en la hija no es necesariamente una hipertrofia del instinto maternal. Por el contrario, este instinto puede incluso llegar a extinguirse en la hija. Para enfrentar esta falta aparece como sustituto una exaltación del Eros que conduce casi siempre a una relación incestuosa inconsciente con el padre. El Eros acrecentado produce una anormal acentuación de la personalidad de los otros.
  1. La identificación con la madre
Si en el complejo materno femenino no se produce un sobre desarrollo del Eros, se da entonces una identificación con la madre y una paralización del propio destino femenino. Aparece una proyección de la propia personalidad sobre la de la madre, ya que el mundo de los instintos propios permanece en la inconsciencia, quedando por ello inconscientes tanto el instinto materno como el Eros.
  1. La defensa contra la madre
Entre los tres tipos extremos mencionados, se escalonan muchos otros. Uno fundamental de ellos es el de una defensa contra el predominio de la madre y de una defensa tal que prevalece sobre todo lo demás. Este caso es el ejemplo típico del llamado complejo materno negativo. Su lema es “cualquier cosa con tal de que no sea como mi madre”. Se trata por un lado, de una fascinación que nunca llega a ser identificación, y por el otro de un acrecentamiento del Eros, que se agota sin embargo en cierta envidiosa resistencia contra la madre.
Solo le resulta esencial la persistente defensa contra el poder materno en todas sus formas, y es esa defensa lo que constituye siempre el fin más alto de su vida.
Madre: Los símbolos de la madre presentan una ambivalencia notable, la madre aparece como imagen de la naturaleza e inversamente; la madre terrible, como sentido y figura de la muerte. Jung indica que la madre es símbolo del inconsciente colectivo, del lado izquierdo y nocturno de la existencia, la fuente del agua y de la vida. La madre es la primera portadora de la imagen del ánima. (Cirlot,Pág. 298,  1969)
“… se puede decir que el simbolismo de la madre se relaciona con el de la mar, como también con el de la tierra, en el sentido que una y otra son otros tantos receptáculos y matrices de la vida. El mar y la tierra son símbolos del cuerpo maternal” (Chevallier, Pág. 674).
“En el análisis moderno, el símbolo de la madre asume el valor de arquetipo. La primera forma que toma para el individuo la experiencia del anima, es la madre, es decir, lo inconsciente. Esto presenta dos aspectos, uno constructivo y el otro destructor. Es destructor en tanto que es “la fuente de todos los instintos… la totalidad de todos los arquetipos… el residuo de todo lo que los hombres han vivido desde los más lejanos comienzos, el lugar de la experiencia supraindividual. Pero tiene necesidad de la consciencia para realizarse, pues aquello no existe más que en correlación con ésta: lo cual distingue al hombre del animal. De este último se dirá que tiene instintos, no un inconsciente. Precisamente es en esta relación donde puede instalarse y ejercer su tiranía el poder de lo inconsciente. Por causa de la superioridad relativa que le viene de su naturaleza impersonal y de su cualidad de manantial, “puede volverse contra lo consciente, surgido de él, y destruirlo; su papel es entonces el de una madre devoradora, indiferente al individuo, absorbida únicamente por el ciclo ciego de la creación” (Chevallier, Pág. 675).
Por parte del niño se puede encontrar también una imagen deformada de la madre y una actitud involutiva bajo la forma de una fijación en la madre. En este caso, la madre “sigue ejerciendo una fascinación inconsciente, que amenaza con paralizar el desarrollo del yo… La madre personal recubre el arquetipo de la madre, símbolo de lo inconsciente, es decir, del no yo. Este no yo se siente como algo hostil en razón del temor que inspira la madre y el dominio inconsciente que ella ejerce” (Chevallier, Pág. 675).
Mujer: Corresponde, en la esfera antropológica, al principio pasivo de la naturaleza. En la psicología jungiana, como doncella desconocida, amada o anima. Como imagen arquetípica, la mujer es compleja y puede ser sobredeterminada en sus aspectos superiores como personificación de la ciencia o de la suprema virtud, como imagen del ánima es superior al hombre mismo por ser el reflejo de la parte superior y mas pura de este. En sus aspectos inferiores, como instintiva y sentimental, la mujer no esta al nivel del hombre sino por debajo de el.  (Cirlot, Pág. 329, 1969)
Niño: “… Infancia es símbolo de inocencia: es el estado anterior a la falta, y por ende el estado edénico, simbolizado en diversas tradiciones por el retorno al estado embrionario, del que la infancia permanece próxima. Infancia es símbolo de simplicidad natural, de espontaneidad, y éste es el sentido que le da el taoísmo” (Chevallier, Pág. 752).
“En la evolución psicológica del hombre, unas actitudes pueriles o infantiles, que no se confunden en nada con las del niño como símbolo, marcan períodos de regresión; a la inversa, la imagen del niño puede indicar victoria sobre la complejidad y la ansiedad, así como la conquista de la paz interior y la confianza en sí mismo” (Chevallier, Pág. 753).
Seno: “El seno derecho simboliza el sol y el izquierdo la luna”.
“El seno es sobre todo símbolo de maternidad, de dulzura, de seguridad y de recurso. Ligado a la fecundidad y a la leche, que es el primer alimento, está asociado a las imágenes de intimidad, de ofrenda, de don y de refugio… Pero es también receptáculo, como todo símbolo maternal, y promesa de regeneración. El retorno al seno de la tierra marca, como toda muerte, el preludio de un nuevo nacimiento” (Chevallier, Pág. 923).
Azul: “El azul es el más profundo de los colores: en él la mirada se hunde sin encontrar obstáculo y se pierde en lo indefinido, como delante de una perpetua evasión del color”.
“El azul es el más inmaterial de los colores: la naturaleza generalmente nos lo presenta sólo hecho de transparencia, es decir de vacío acumulado, vacío del aire, vacío del agua, vacío del cristal o del diamante. El vacío es exacto, puro y frío. El azul es el más frío de los colores, y en su valor absoluto el más puro, parte del vacío total del blanco neutro. De estas cualidades fundamentales depende el conjunto de sus aplicaciones simbólicas”.
“Inmaterial en sí mismo, el azul desmaterializa todo cuanto toma su color. Es camino de lo indefinido, donde lo real se transforma en imaginario” (Chevallier, Pág. 163).
“Según Kandinsky… la profundidad del azul tiene una gravedad solemne, supraterrena” (Pág. 164).
“El lenguaje popular, que es por excelencia un lenguaje terreno, no cree apenas en las sublimaciones del deseo y no ve pues más que perdición, carencia, ablación, castración, allí donde otros ven mutación y nueva partida. Por ello el azul toma frecuentemente allí significación negativa. El miedo metafísico se convierte en el francés vulgar en una peur bleue, y en esta misma lengua se dirá “no veo más que azul”, para decir “no veo nada”. En alemán, “estar azul” significa perder la consciencia por el alcohol. El azul, en ciertas prácticas aberrantes, puede incluso significar el colmo de la pasividad y la renuncia. Así una costumbre de los presidios de Francia requería que el invertido afeminado hiciese tatuar su virilidad con un casquete azul uniforme, para expresar que renunciaba a ella. Opuestamente a su significación marial, el azul expresaba entonces una castración simbólica; y la operación, la imposición de ese azul con el precio de un largo sufrimiento, testimoniaba un heroísmo a contrapelo no macho sino hembra, no sádico sino masoquista” (Chevallier, Pág. 165).
Verde: “Equidistante del azul celeste y del rojo infernal, ambos absolutos e inaccesibles, el verde, valor medio, mediatriz entre el calor y el frío, lo alto y lo bajo, es un color tranquilizador, refrescante, humano. Cada primavera, después de que el invierno ha convencido al hombre de su soledad y de su precariedad desnudando y helando la tierra que lo contiene, ésta se reviste de un nuevo manto verde, que vuelve a traer la esperanza, al mismo tiempo que la tierra vuelve a resultar nutritiva. El verde, como el hombre, es tibio. Y la venida de la primavera se manifiesta por el derretimiento de los hielos y la caída de las lluvias fertilizadoras. Verde es el color del reino vegetal que se reafirma con esas aguas regeneradoras y lustrales, a las cuales el bautismo debe toda su significación simbólica. Verde es el despertar de las aguas primordiales, verde es el despertar de la vida” (Chevallier, Pág. 1057).
“Estas maravillosas cualidades del verde llevan a pensar que este color esconde un secreto, que simboliza un conocimiento profundo, oculto, de las cosas y del destino” (Chevallier, Pág. 1059).
Blanco: “Como su color contrario, el negro, el blanco puede situarse en los dos extremos de la gama cromática. Absoluto y no teniendo otras variaciones que las que van de la matidez al brillo, significa ora la ausencia ora la suma de los colores” (Chevallier, Pág. 189).
En todo pensamiento simbólico, la muerte precede a la vida, ya que todo nacimiento es un renacimiento. Por eso el blanco es primitivamente el color de la muerte y del duelo” (Chevallier, Pág. 190).
Anaranjado: “A medio camino entre el amarillo y el rojo, el naranja es el color más actínico. Entre el oro celeste y las fauces ctónicas, este color simboliza en primer lugar el punto de equilibrio del espíritu y de la libido. Pero tal equilibrio tiende a romperse en un sentido o en otro, y se convierte entonces en la revelación del amor divino, o en el emblema de la lujuria… Pero el equilibrio del espíritu y la libido es cosa tan difícil que el anaranjado se convierte también en el color simbólico de la infidelidad y la lujuria” (Chevallier, Pág. 93 y 94).
Negro: “Contracolor del blanco, el negro es su igual en valor absoluto. Como el blanco, puede situarse en las dos extremidades de la gama cromática, en cuanto límite de los colores cálidos y de los fríos; según su matiz o brillo, se convierte entonces en la ausencia o en la suma de los colores, en su negación o en su síntesis”.
“Simbólicamente es más frecuentemente entendido en su aspecto frío, negativo. Contracolor de todo color, está asociado a las tinieblas primordiales, a la indiferencia original” (Chevallier, Pág. 746 y 747).
“Desde el punto de vista del análisis psicológico, en los sueños diurnos o nocturnos, como también en las percepciones sensibles del estado de vela, el negro se considera como ausencia de todo color, de toda luz. El negro absorbe la luz y no la devuelve. Evoca, ante todo, el caos, la nada, el cielo nocturno, las tinieblas terrenas de la noche, el mal, la angustia, la tristeza, lo inconsciente y la muerte” (Chevallier, Pág. 749).
“Si lo negro se vincula con la idea del mal, es decir, con todo aquello que contraria o retrasa el plan de la evolución deseada por lo divino, es porque semejante negro evoca lo que los hindúes llaman la “ignorancia”, la “sombra” de Jung, la diabólica serpiente dragón de las mitologías, que es necesario vencer en uno mismo para asegurar la propia metamorfosis, pero que nos traiciona a cada instante”.
“Este negro, asociado al mal y a lo inconsciente se vuelve a encontrar en expresiones tales como: tramar negros deseos, la negrura de su alma, una novela negra. En cuanto a estar negro, es precisamente encontrarse en la inconsciencia de la embriaguez”.
“Lo negro, como color que señala la melancolía, el pesimismo, la aflicción o el infortunio, se encuentra constantemente en el lenguaje cotidiano: lo vemos todo negro, tenemos ideas negras, estamos de un humor negro, las estamos pasando negras”.
“En su influencia sobre el psiquismo, el negro da una impresión de opacidad, espesamiento, pesadez”.
“En los sueños, la aparición de animales negros, personajes negros u oscuros, muestra que tomamos contacto con nuestro propio universo instintivo primitivo que se trata de iluminar o domesticar, y cuyas fuerzas debemos canalizar hacia objetivos más elevados” (Chevallier, Pág. 750).
Flor: “Aunque cada flor posee secundariamente un simbolismo propio, la flor en general es símbolo del principio pasivo” (Chevallier, Pág. 504).
“La flor se presenta a menudo como una figura-arquetipo del alma o como un centro espiritual. Su significación se precisa entonces según su color, el cual revela tendencias psíquicas” (Chevallier, Pág. 506).
Según el texto “El lenguaje del dibujo”  de Carlos J. Biedma y Pedro G. D´Alfonso, y relacionando algunos aspectos de la obra “Madre e hija” de Gustav Klimt, podemos decir que se trata de una pintura que se encontraría en la zona media.
En el libro más arriba mencionado, los autores refiriéndose a los factores de expresión, definen al emplazamiento como aquello que “se determina por las partes del cuadro escogidas por el sujeto para dibujar sus temas” (Pág. 37). Esto “se establece en función de la altura, anchura y economía espacial de los dibujos. Se trata de la extensión del dibujo en sentido vertical, es decir: el espacio que ocupa el tema en el cuadro, desde la base hasta el borde superior opuesto” (Pág. 38).
“Se divide el área total en tres zonas horizontales: superior, media e inferior” (Pág. 38).
Según lo antedicho, podemos decir que la obra “Madre e hija” de Gustav Klimt, se encontraría en la zona media, y por tanto “traduce un predominio emotivo y el apego a las cosas cotidianas” (Pág. 38). 



¿ Quiénes somos?



Esta palabra, es un vocablo inglés, que se traduce como adivinanza, acertijo, enigma.
Comúnmente, se conoce como “Riddles”, a los juegos de logica estructurados en niveles, que permiten poner a prueba las capacidades de deduccion, imaginación, logica e investigación, de las personas que participan en el. Y justamnente, son estas capacidades, entre otras tantas más, las que creemos y consideramos necesarias para llevar adelante este desafío que nos proponen desde la cátedra de realizar un estudio de personalidad a un sujeto, por primera vez en nuestras carreras, así como para funcionar éxitos y responsablemente como equipo.
Además, es interesante tener en cuenta, que en los Riddles, se plantea un enigma, que mediante su resolución permite el acceso al siguiente nivel, y en este sentido es que vemos allí, otra analogía con la tarea a realizar, en cuanto que el Estudio de Personalidad; cuyo objetivo principal es el autonoconocimiento, mediante la descripción y comprensión de la personalidad es un proceso, que se llevará a cabo progresiva y paulatinamente, atravesando las diferentes características de la persona, su dinámica de funcionamiento, “capa por capa” de la personalidad, accediendo a ella entonces, por así decirlo, “nivel tras nivel”.
Otro aspecto a considerar cuando elegimos este nombre para nuestro equipo, es que uno de los objetivos del “Riddle” es precisamente el desarrollo del pensamiento lateral, mediante la resolución de enigmas, de modo que para encontrar las soluciones conviene evitar el efecto polarizador de la logica y adentrarse en los caminos mas estimulantes de la creatividad y el ingenio.
Por otro lado, al recurrir a los significados de las palabras que significan a “RIDDLE”, nos encontramos con que, tanto Adivinanza, como Acertijo, y Enigma, en sus variados sentidos, todas ellas dan cuenta de un sentido oculto, de un significado encubierto, a descubrir, a encontrar, averiguar o descifrar, no tan sencillo de comprender o interpretar,,, Y es precisamente de este modo como consideramos la personalidad de la persona; una especie de enigma a descifrar, para poder conocer y comprender, mediante las técnicas, herramientas y habilidades necesarias, teniendo en cuenta ante todo su singularidad y especificidad como ser humano, sus características y necesidades particulares que configuran su problemática propia.